Editorial · Religión

Pío Moa, teólogo y exégeta

No siempre leemos a Pío Moa aunque a menudo estamos de acuerdo con el en muchos temas, principalmente historia, política, cultura… si bien no compartimos en absoluto sus fuertes inclinaciones sionistas, democratistas, constitucionalistas y liberales. Pero cuando mayor gloria alcanza el hombre es cuando se adentra en el terreno religioso para desbarrar estrepitosamente llegándonos a causar vergüenza ajena, mas que nada porque a Dios se puede llegar por el solo uso de la razón pero para eso hay que tener voluntad de querer conocer la verdad, condición que es evidente que le falta a Pío Moa como a todo liberal por mas que en la moral natural se acerque a lo que Dios manda y enseña y por mas que presuma de mucho uso de la razón.

A Pío Moa sus mas acérrimos detractores, por no decir enemigos que en general también lo son nuestros, a menudo le echan en cara para desacreditarlo que no es mas que un simple aficionado de la disciplina historiográfica, pero creemos que la defensa que hace de sí mismo es justa, suficiente y certera. Sin embargo también creemos que la teología definitivamente no es lo suyo y que dado que se desenvuelve tan mal en ella, como un aficionado y de los malos, por el bien de las almas y la suya propia lo que debería de hacer es abstenerse o bien avisar, en cada comentario que hace en cuestión religiosa, que lo suyo es simple afición y que por tanto el lector no debe tomar demasiado en serio lo que dice.

Escribe a menudo en su bitácora sobre estos temas y echamos en falta que quienes están mas preparados que nosotros para ello y especialmente los que profesionalmente tienen esa responsabilidad pongan en su sitio a este hombre que está llevando a muchos a error y confusión aprovechándose del prestigio que como intelectual tiene entre conservadores y liberales mas o menos patriotas, muchos de ellos católicos no demasiado bien informados (que es lo común hoy día).

Pío Moa y su exégesis del Génesis

En esta ocasión vuelve al Génesis y mas concretamente a la caída de Adán y Eva y ya que disponemos del tiempo y la ocasión no queremos dejar pasar la oportunidad de comentar sus reflexiones. Empieza Pío Moa:

Según lo expuesto aquí, el mito del paraíso describe el paso de la inocencia animal a la consciencia culpable, es decir, a la moral vista como una cída [¿caída?] por cuanto incorpora la consciencia de la muerte y del mal. Pero, desde luego, no es la única interpretación posible. Escribe L. Shestof:

Es el problema de todo agnóstico-liberal empedernido en cuanto a proceso de razonamiento, que de razón presumen mucho pero no aciertan a distinguir razón de racionalismo y ellos son mas racionalistas que racionales o razonables. Es su punto de partida: Dios no existe, o no lo podemos conocer, o es un mentiroso, por tanto tanto el Paraíso, la caída de Adán y Eva, entendemos que toda la Creación, todo el Génesis y toda la Biblia y Magisterio de la Iglesia son «mitos». Insistimos que en el pensamiento de Moa este es el punto de partida, por lo tanto el veredicto ya está sentenciado desde un principio y a continuación solo se trata de hacer comentarios mas o menos filosóficos sobre distintos pasajes de las Escrituras.

Moa, como un devoto creyente de la religión cientifista evolucionista (que científicamente hablando es falsa, que se lo haga mirar el señor Moa), parte del despertar del animal que pasa de ser mono a ser hombre. Por lo tanto o Dios no existe,  o no es el que nos han contado, o es un mentiroso, o le importa tres pepinos lo que ocurra o deje de ocurrir en el planeta que los hombres han venido a llamar Tierra. Suponemos que lo siguiente a deducir es algo que a menudo reitera: el escepticismo, angustia o mas bien desesperación y el miedo como condición humana y por tanto la religión no es mas que un invento liberador del hombre para superar el trauma de una vida llena de sufrimientos que acaba en una muerte intrascendente y en la que no hay respuesta a las eternas preguntas. A Pío Moa habría que llamarle Juan Palomo, por aquello de «yo me lo guiso yo me lo como».

Claro que si hablamos de muerte y de mal habrá que definir qué es eso. Desde luego en el orden natural lo que es la muerte es evidente, pero, ¿y el mal? Pues objetivamente hablando si no hay Dios (es una construcción mental del hombre, en general, y del hombre en particular, el señor Moa), entonces no hay mal, ni bien, ni nada, ni siquiera se puede decir que nosotros somos ni existimos en realidad. Le recomendamos al señor Moa que ya que es aficionado a la filosofía se informe sobre el ser necesario y el ser contigente. Dios es el ser necesario y el que comunica el ser a toda criatura (ser contingente), así que si nosotros somos (entiéndase que estrictamente hablando Dios es el único Ser propiamente hablando: yo soy el que soy) entonces es que el ser necesario (Dios) nos ha comunicado el ser, y si no existe el ser necesario entonces nosotros no existimos; y si pensamos que nosotros no existimos entonces que nos lleven corriendo a un manicomio que no existe a que nos pongan una camisa de fuerza que tampoco existe como tampoco existen las palabras que en este momento estamos escribiendo y leyendo. ¿Verdad, señor Moa?

O en cualquier caso si forzando el razonamiento de Moa y aceptamos que el mal existe entonces sería relativo porque al no haber una autoridad legislativa superior (mandamientos, ley, Dios) entonces el bien y el mal es una cosa distinta según para qué persona o para qué cuerpo social y de derecho. Así para los moros está mal comer cerdo y está bien degollar a cristianos; y para Juanito mi vecino de al lado está mal robar pero está bien que le engañe a su mujer; o para Manolito el vecinito de la otra puerta está mal asesinar pero está bien la vida de crápula vicioso que lleva acostándose a las tantas con la primera, o incluso el primero que se le cruza por la calle en sus rondas nocturnas; o para Moa está mal que dos hombres hagan cochinadas juntos pero está bien negar a Dios su existencia y revelación, o mas cobardemente ponerla en duda, o igualmente está bien una democracia liberal «relativista» que niega a Dios y sus derechos. Quiera lo que sea el incipiente sapiens que se está de-simienizando  empieza a tener uso de razón y por tanto descubre la culpa, lo que quiera que esto sea para el pseudo-chimpancé en cuestión.

Pío Moa y su teología existencialista, nihilista y hegeliana

A continuación nos comparte una parrafada de Lev Shestov, de tendencia filosófica existencialista y nihilista y cuyas afinidades intelectuales en cuanto a personas e ideas da auténtico pavor indagar:

La metafísica del conocimiento del Génesis está estrechamente ligada a la metafísica del ser. Si Dios dijo la verdad, el conocimiento (la ciencia) conduce a la muerte; si la serpiente dijo la verdad, el conocimiento iguala al hombre a los dioses. Así se planteó la cuestión ante el primer hombre, y así sigue planteada ante nosotros. Huelga decir que los devotos pensadores medievales no admitían ni por un instante que la verdad estuviera del lado de la serpiente tentadora. Pero los gnósticos pensaban y declaraban abiertamente algo distinto: no fue la serpiente la que engañó al hombre, sino Dios. En nuestro tiempo, Hegel no se cohibía lo más mínimo en afirmar que la serpiente dijo la verdad y que los frutos del árbol del conocimiento se convirtieron en fuente de la filosofía para todos los tiempos. Y si preguntamos a nuestra razón de qué lado estaba la verdad, y si acordamos de antemano que nuestra razón es la última instancia en la que se resuelve la disputa entre Dios y la serpiente, no caben dudas: la causa de la serpiente tiene garantizado el triunfo. Y mientras la razón siga siendo “soberana y juez de todas las cosas” (S. Anselmo), no podemos esperar otra decisión. La razón es la fuente del conocimiento, ¿cómo podría condenar a este? (“Atenas y Jerusalén”)

Se nos haría largo y pesado comentar en profundidad este texto, además que reconocemos humildemente, al contrario de lo que hace el señor Moa, que no somos expertos en la materia. Tan solo responderemos desde el mas puro sentido común: que Dios, si existe (y existe), ni se miente a sí mismo ni nos miente a los hombres porque no puede hacerlo, pues de hacerlo no sería Dios. A Shestov en realidad le pasa como a Moa y es que de partida empieza mal y como empieza mal desde el principio no puede llegar a buen término en ningún momento. Malas lecturas las suyas, señor Moa.

Nos ha hecho gracia lo de los «devotos pensadores medievales» (un genio este Shestov) se ve que fue el quién ya por su época inventó que por ser medievales eran unos tontos, no como Nietzsche, o Camus, o él mismo, o el mismísimo señor Moa. De igual modo pone al dialéctico de Hegel en su argumentario, otro espabilado del que fiarse si queremos filosofía de la buena (original de Juan Manuel de Prada en ABC aquí).

Pío Moa y su exégesis fideista del Evangelio

Continúa Moa:

La condena al conocimiento (a la razón, a la ciencia) está bien clara en San Pablo y en los Evangelios: Dios exige la fe, no trata de demostrar o fundamentar sus mandatos ni exige el conocimiento; es más, se burla de los sabios y los inteligentes y revela su verdad a los ignorantes y los pobres. Esto resulta muy chocante para la mentalidad actual, y por supuesto, también para la filosofía de la llamada edad media, que intentaba trabajosamente, angustiosamente, conciliar la razón con la fe, decidiéndose por la primacía de la segunda. En mi libro sobre Europa señalo cómo esta tensión supone la ruptura con la razón por parte del protestantismo, y luego la ruptura con la fe en la Ilustración, de la que derivan las ideologías, así como ciertas tendencias esclavizadoras de estas.

Aquí Moa se supera en su desfachatez, en una mas de tantas ocasiones que nos hacen pensar si este hombre se está haciendo mayor o si es que simplemente está perdiendo el sentido común. Ahora resulta que se pone a dar lecciones a la Iglesia sobre la exégesis de la Sagrada Escritura: que se quite el mismo San Pablo, los Apóstoles, los Evangelistas, San Agustín, Santo Tomás de Aquino y todos los santos padres y doctores de la Iglesia que aquí llega el nuevo hombre duro a este lado del Misisipi.

La Iglesia siempre ha dicho que fe y razón van de la mano y que no se contradicen y no puede haber contradicción porque no puede ser de otra manera (Dios nos mentiría, no se hubiera revelado, sería un esquizofrénico, etc… es decir: no sería Dios), ahora bien la razón llega mucho mas lejos cuando está iluminada por la fe. Que los teólogos medievales trataban de conciliar (fíjense en la perfidia del lenguaje) ¡»angustiosamente«! algo que siempre estuvo bien conciliado desde el principio es sencillamente una falsedad.

Cuando dice que San Pablo condena a la razón el señor Moa entra de nuevo y de lleno en el error. Porque no hay contradicción de fe y razón es que no puede haber condena de la razón sino al revés: la razón es necesaria porque de lo contrario caemos en fideísmos de todo tipo, algo condenado por la Iglesia y algo que precisamente está contribuyendo a profundizar la gran apostasía contemporánea ya que los fieles, al creer y obedecer de una manera ciega, servil y acrítica se están dejando engañar y confundir por las trampas perpetradas por la iglesia conciliar.

Cuando hablamos de la burla a los sabios de este mundo nos estamos refiriendo a un género de personas ensoberbecidas en su pretendida sabiduría (que es en realidad ignorancia) que creen tener sabiduría y en el que perfectamente podríamos encajar al señor Moa entre tantos otros como el propio Shestov, Nietzsche, Sartre, Voltaire, etc… etc… etc… Soberbios engreídos que por falta de voluntad y amor a la verdad rechazan la verdadera luz del conocimiento, que es la Palabra de Dios y sus profundidades, que solo puede ser acogida por los que son humildes de corazón y tienen el espíritu dispuesto a la Luz y a la Verdad. Humildad, señor Moa, y disposición espiritual sin las cuales usted no puede entender absolutamente nada salvo sus propias fábulas. Nada nuevo bajo el sol.

Pío Moa y su ausencia de espiritualidad y dones del Espíritu Santo

Y termina:

Pero, ¿y si Dios no engañó al hombre? ¿Y si la ciencia conduce al hombre a la muerte, como le advirtió Yavé? Porque la ciencia somete al hombre a verdades universales obligatorias que por eso mismo lo privan de la libertad y por tanto “lo matan”. Lo matan como hombre. El libro de Shestof da un largo y agudo repaso a los enormes esfuerzos de la filosofía europea, desde Grecia, para aplicar a fondo la razón y al mismo tiempo librarse de su esclavitud, presentida por muchos. Es una explicación sugestiva y que podríamos ver reflejada en la historia real, pero creo que parte de una interpretación parcial del mito, que no habla del “árbol de la ciencia” sin más, sino de “la ciencia del bien y del mal”, es decir, de la moral. Pero son cosas muy debatibles.

Y volvemos al principio, hablando de «mitos». Como Moa de partida no cree que sea verdad que Dios exista y que sea el Dios católico, la Sagrada Escritura la escruta desde una perspectiva especulativa estrictamente antropológica tratando de exprimir algún significado filosófico pretendidamente oculto que no consigue amarrar.

Así pues desprecia la exégesis católica, cimentada en el orden sobrenatural, para proponer la suya propia o la de otros autores y por tanto nos dice que la ciencia conduce a la muerte. Adán, originalmente creado, era hombre de gran conocimiento y es consecuencia precisamente del pecado original que nosotros sus descendientes hemos heredado la pérdida de ese don en su estado original. Según el Catecismo de San Pío X la Ciencia es un don [del Espíritu Santo] con el que juzgamos rectamente de las cosas criadas, y conocemos la manera de usar bien de ellas y de enderezarlas al último fin, que es Dios. Quizás el señor Moa tendría que echarle un vistazo a los otros dones del Espíritu Santo, especialmente el Entendimiento, la Sabiduría y la Piedad.

La ciencia por tanto no es lo que lleva a la muerte sino el pretendido y falso conocimiento racionalista sin Dios (que ignora a Dios, el mayor de los crímenes consignado en el Primer Mandamiento, Dios Creador de cuya creación aspira como mucho la ciencia a conocer) el que lleva a la muerte, la muerte espiritual y eterna en primer lugar y en segundo lugar a la muerte biológica por la desobediencia.

Si uno va por la carretera y hay una limitación de velocidad pero circula al doble de velocidad (desobediencia) es de toda lógica que en la primera curva se la va a pegar (castigo y muerte). El castigo por una parte está consignado en la propia ley (es consecuencia de faltar a la misma) y con mucha sabiduría es además la justa reprimenda disciplinaria que nos merecemos.

Lo que lleva a la muerte es el pretender ser lo que uno no es o pretender ser mas de lo que realmente es («seréis como dioses» tentó la serpiente), creyéndose que por los propios medios, o mas bien por el estudio y conocimiento de lo que ni siquiera es creación propia, va a poder el hombre emanciparse de Dios y poder vivir sin su Gracia, de la cual nos mantenemos y toda la creación se mantiene. Lo que lleva a la muerte es por tanto el falso conocimiento y el apartarse de Dios, faltando a la Verdad y a la Justicia, es el pecado de la mentira y de la injusticia (Dios no existe, no lo necesitamos siendo nuestro Creador y debiéndoselo todo, hasta el ser) lo que lleva a la muerte.

La razón que es creación de Dios no puede ser ni es ninguna esclavitud, la verdadera esclavitud es la del pecado (desobediencia y ofensa a Dios), pecado de todo tipo y en especial el pecado del falso conocimiento, la gnosis, el non serviam, el pecado de injusticia y mentira de negar a Dios, su Existencia, Ser y Palabra y que por su Gracia y por El vivimos y somos y sin El no seríamos ni existiríamos.

Por último la ciencia no priva al hombre de su libertad porque el hombre siempre ha sido libre y lo será hasta el fin, pues aun en el orden de la ley natural escrita en su corazón conoce el bien y el mal (que no son relativos) y siempre ha decidido libremente hacer una cosa o la otra. E igualmente en el orden sobrenatural para elegir a Dios con libertad. Dios no obliga a nadie a ir al Cielo.

Señor Moa, está usted a un solo peldaño del ateísmo y la oscuridad que esa condición representa, y las oportunidades para usted son cada vez menos. Si se obceca en su soberbia ya sabe lo que le espera, lo crea usted o no, o mejor dicho quiera usted creerlo o no, pero las cosas son como son y sabemos como son.

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