En España nunca se puede decir que ya no cabe un tonto mas. Es verdad que este, como lo demás, es un fenómeno global, pero a nosotros como españoles lo que nos interesa es España, o sus restos. Por cierto, del mundo anglosajón tenía que venir la moda… así que lo suyo sería que los lloricas perroflaúticos sollozaran en inglés:
Aunque donde nunca los vamos a ver llorar y dar cariñosas despedidas es en la puerta de un abortorio, porque lo que allí se despieza son personas y ellos, como buenos animales que son se entienden mejor con sus congéneres y con ellos se solidarizan, además que como bien escribió Orwell en la granja que nos han montado algunos animales son mas iguales que otros, precisamente los cerdos. Donde si los veremos, tan tolerantes y plurales como ellos son, es aporreando sin piedad a los (por cierto valientes) militantes de un partido político tan modosito y democrático como Vox.
La antiespaña nunca debió salir del nido de cucarachas en el que la España nacionalcatólica la metió, y con antiespaña también queremos decir liberales y casi todos los conservadores (entiéndase PP, los peores por traidores). Pero es lo que quiso la España del 78, ¿no? Si, con engaños, al principio, pero 40 años de engaño ya son demasiados años, será que es lo que quisieron los españoles de entonces, y lo siguieron queriendo después y lo seguimos queriendo los españoles de hoy. Bien, si es lo que queremos pues buen provecho…