Nos vamos a poner antipáticos, pero la verdad es la verdad le duela a quién le duela.
Pues bien, parece que ya nadie se acuerda de esto…
Y todos le aplaudisteis, y le reísteis la gracia, y le disteis el premio, y vuestros jueces prevaricaron con sus propias leyes, y vuestros gobernantes le exaltaron. En vuestras ridículas y vergonzosas fiestas carnavalescas con sus nauseabundos concursos y payasadas de aquelarre.
Pero ahora lloráis porque tenéis vacíos (de turistas) vuestros hotelitos, porque los moros os están invadiendo, porque la Península os tiene abandonados, porque ahora todo es escasez, mañana será miseria absoluta y pasado mañana os volverán a invadir pero esta vez militarmente (Usa… Marruecos… Israel…) para que dejéis de ser españoles, por cierto para regocijo de no pocos de vosotros que tanto odiáis a España sin motivo alguno sino solo por vuestra propia maldad, como el resto de la criminal basura sediciosa periférica.
Dios hace llover tanto para buenos como para malos del mismo modo que en toda desgracia y castigo también pagan justos por pecadores (porque también hay canarios inocentes de esta culpa), pero al final de un modo u otro de Dios nadie se ríe, y de su Santísima Madre menos todavía.
Aunque lo verdaderamente patético de todo es que estáis lejos de hacer la penitencia de los ninivitas. Al contrario, seguiréis en vuestro pecado y en vuestra vergüenza, hasta que desaparezcáis. Cuanto os parecéis a esa raza deicida que gritaba: «Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos.»
Y ojo que hasta la última coma de lo que decimos es extensible al resto de los eXpañoles… A todo cerdo le llega su San Martín… De Dios nadie se ríe…
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