por P. Juan Carlos Ceriani
DOMINGO VIGESIMOCUARTO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
Cuando veáis, pues, que la abominación de la desolación, que fue dicha por el profeta Daniel, está en el lugar santo, el que lee entienda. Entonces los que estén en la Judea, huyan a los montes. Y el que en el tejado, no descienda a tomar alguna cosa de su casa. Y el que en el campo, no vuelva a tomar su túnica. ¡Mas ay de las preñadas y de las que crían en aquellos días! Rogad, pues, que vuestra huida no suceda en invierno o en sábado. Porque habrá entonces grande tribulación, cual no fue desde el principio del mundo hasta ahora ni será. Y si no fuesen abreviados aquellos días, ninguna carne sería salva; mas por los escogidos aquellos días serán abreviados. Entonces si alguno os dijere: Mirad, el Cristo está aquí o allí, no lo creáis. Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y darán grandes señales y prodigios, de modo que, si puede ser, caigan en error aun los escogidos. Ved que os lo he dicho de antemano. Por lo cual si os dijeren: He aquí que está en el desierto, no salgáis; mirad que está en lo más retirado de la casa, no lo creáis. Porque como el relámpago sale del Oriente, y se deja ver hasta el Occidente, así será también la venida del Hijo del hombre. Donde quiera que estuviese el cuerpo, allí se juntarán también las águilas. Y luego después de la tribulación de aquellos días el sol se oscurecerá, y la luna no dará su lumbre, y las estrellas caerán del cielo y las virtudes del cielo serán conmovidas.
Y entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo, y entonces plañirán todas las tribus de la tierra. Y verán al Hijo del hombre que vendrá en las nubes del cielo con gran poder y majestad. Y enviará sus ángeles con trompetas y con grande voz; y allegarán sus escogidos de los cuatro vientos, desde lo sumo de los cielos hasta los términos de ellos.
Aprended de la higuera una comparación: cuando sus ramos están ya tiernos, y las hojas han brotado, sabéis que está cerca el estío; pues del mismo modo, cuando vosotros viereis todo esto, sabed que está cerca, a las puertas. En verdad os digo, que no pasará esta generación que no sucedan todas estas cosas; el cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.
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El Evangelio de este Vigesimocuarto Domingo después de Pentecostés presenta una parte del capítulo vigesimocuarto de San Mateo.
Dicho capítulo, como los paralelos de San Marcos (c. 13) y San Lucas (c. 21: 5-38), contiene el llamado Discurso escatológico de Jesucristo, denominado así por tratar sobre el fin de la Ciudad Santa y del mundo; también se lo designa como Apocalipsis sinóptico, por ser la Revelación de Jesús sobre el fin de Jerusalén y del mundo.
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