Cuando aun se oían sermones en los que hablando claro se protegía al rebaño contra los ataques del lobo, denunciando los errores del siglo, tarea encomendada a la Iglesia por su Divino Fundador.
Hoy los curas… callan… cuando no predican directamente la democracia, el liberalismo y todo tipo de nauseabunda herejía. Y luego andan vendiendo con toda su caradura que la hermeneútica de la continuidad y tal…
¿De qué sirve un ejército de pastores emasculados y directamente pasados al enemigo? Claro, salvo honrosas excepciones, minoritarias, las rarezas que denuncian el Conciliábulo Vaticano 2º y su misa protestantizada y protestantizante.
Seguid callando pues, pastores acomodados y acobardados, esperamos que al menos os enseñaran en el seminario que mas cuentas le pedirá Dios a quién mas le haya dado. Sea dicho con todo respeto.